• Tu móvil te vigila: tiene una cámara por delante, otra por detrás, un micrófono, una media de 14 sensores y al menos 3 sistemas independientes de geoposicionamiento.
  • La tarjeta SIM manda señales a las antenas más cercanas para recibir cobertura.
  • El receptor de GPS se comunica con satélites para calcular su propia posición.
  • La red wifi busca constantemente redes a las que conectarse, gritando el nombre de todas a las que se ha conectado antes.
  • Tu ­bluetooth busca objetos con los que hacer una red.
  • Y tus aplicaciones registran cada uno de tus movimientos, incluso cuando has apagado esa función.

TU MÓVIL CREA ADICCIÓN

Las aplicaciones más populares del mundo están diseñadas para que, cada vez que las usas, recibas una microdosis de dopamina, en un circuito llamado cámara de condicionamiento operante o, más popularmente, caja de Skinner, por el psicólogo que la creó.

Por eso desbloqueas el móvil tantas veces sin darte cuenta. 

Cuanto más tiempo pasas, más datos generas.

Y esas empresas viven de convertir tus datos en alimento para sus algoritmos predictivos de inteligencia artificial.

Los algoritmos necesitan una gran cantidad de datos para mejorar sus predicciones. 

  • Google los saca del correo, los mapas, el buscador, YouTube y el sistema operativo Android, entre otros. 
  • Amazon, de la tienda, el Kindle, los altavoces inteligentes y AWS.
  • Facebook, de la red social, Instagram, WhatsApp y ­Oculus. 
  • Netflix, de las series. 
  • Uber, de los coches. 
  • Spotify, de las listas.
  • ­Airbnb, de las vacaciones. 
  • Tinder, del sexo.
  • Match, del amor.

Las aplicaciones más populares están diseñadas para provocar dopamina, es decir, adicción.

TU MÓVIL TE ESCUCHA Y TE GRABA

A lo mejor piensas que no tienes nada que esconder y que tus conversaciones son irrelevantes, por lo que es improbable que haya alguien al otro lado escuchando todo lo que dices.

Te equivocas. 

El sonido que capta el micrófono de un smartphone puede llegar a revelar mucho más sobre nosotros de lo que pensamos.

Es relativamente probable encontrar coincidencias entre las conversaciones que tenemos en el mundo real y los anuncios que vemos en nuestro mundo digital.

Las plataformas digitales saben lo que haces cuando estás conectado.

Ahora hay cámaras ­conectadas a sistemas de identificación facial que te siguen sin que lo sepas, lectores ­automáticos de matrícula, satélites capaces de leer tu marca de reloj.

Los algoritmos predictivos digieren los datos para saber anticiparse a tus deseos, pero no siempre para satisfacerlos.

También para cambiarlos.

Y QUE PASA CON TUS DATOS

Cuando tus datos vuelven a ti, han transformado el mundo.

Han elegido los anuncios que ves y el precio que pagas por los billetes de avión, por alquilar un coche, por el seguro dental.

Han cambiado tus posibilidades de conseguir un crédito, de acceder a un puesto de trabajo, de recibir un pulmón.

Porque te has convertido en el microobjetivo de cientos de campañas.

No todas son comerciales.

  • Campaña pro-Brexit convenció a millones de británicos de que los turcos estaban a punto de invadir Europa. 
  • Campaña pro-Trump convenció a millones de americanos de que había bandas de centroamericanos “infestando” EE UU.
  • La agencia de desinformación rusa convenció a medio millón de activistas afroamericanos de que no votaran, porque votar a Clinton era peor que votar a Trump.

Cuando vuelven a ti, tus datos ya no son datos, son una visión del mundo.

Y no sabes quién la financia, ni con qué fin. 

ELIMINAR AL ESPÍA

  • De entrada, mantente alerta: no dejes tus dispositivos en manos ajenas sin supervisión.
  • Actualiza permanentemente el software.
  • No te conectes a redes wifi públicas.
  • Vigila el rendimiento. Si detectas un consumo de batería inusual, busca intrusos.
  • Revisa el listado de aplicaciones instaladas. ¿Hay alguna desconocida? Elimínala!
  • ¿Y los permisos que das? Revisalos. De entrada, las aplicaciones que instalamos en nuestros dispositivos operan en un entorno restringido y necesitan autorizaciones especiales. Si ves alguna licencia ilógica -para acceder a la cámara, al micrófono, a los mensajes, al GPS,  elimínala!
  • Cuando no estés seguro de haber acabado con todos los ajustes que puedan estar permitiendo la filtración de tus datos, una buena opción es restablecer la configuración de fábrica o formatear el  teléfono.
  • Y, por supuesto, instalar un antivirus de antemano puede resultar más efectivo que todo lo anterior.